Me acerqué a hacerle una foto, pero cuando me iba escuché un siseo, miré atrás, el siseo procedía del espantapájaros
—Psiii, psiii, acércate, —dijo, miré alrededor por temor a que alguien me viera hablando con un espantapájaros, pero no había nadie, así que, sin temor a caer en un espantoso ridículo—¿Es a mí?—Por supuesto, ¿quién más hay por aquí?, —ante tal obviedad no tuve más remedio que claudicar y acercarme
—Tú dirás, no estoy acostumbrado a hablar con personajes inanimados y que a priori no tienen porqué hablar—¿Te avergüenza, tal vez, hablar conmigo?—Es porque la gente a la mínima te tachan de desequilibrado—Y eso te preocupa claro, —me respondió con un aire de superioridad—Prefiero no pasar por tal si no es absolutamente necesario, aunque tampoco me importa demasiado, puesto que quizás no estén del todo errados
A punto estuve de mandarlo a freír espárragos, pero parece que me leyó el pensamiento y cambió el tono, con un poco más de amabilidad me dijo
—Yo sé muchas cosas—¿Ah sí?, jamás lo hubiera dicho, creí que estando todo el día aquí parado no te enterarías de lo que acontece, —tengo que reconocer que descargué un poco del enfado que me había causado—Pues te equivocas, soy conocedor de lo que piensan los demás, en mi posición oigo muchas de las conversaciones que se producen a mi alrededor, además la gente se para ahí mismo y me cuentan sus preocupaciones, como si yo les pudiera solucionar sus problemas, lo único que hago es escucharlos, no les recrimino nada, ni nada les reprocho, les dejo hablar hasta que se desahogan—Vaya, me he topado con un confidente, y qué clase de cosas te cuentan—De todo, desde pequeños problemas cotidianos, hasta grandes preocupaciones, desde lo trivial a lo importante—Y después les das un consejillo supongo—No, para nada, no soy de aconsejar
—Me ha parecido verte hablar con el espantapájaros—A quién, ¿a mí?—Es buen tipo pero resulta un poco cansino
Me pareció que le tenía cierta aversión, quizás por algún consejo mal dado o por alguna verdad bien dicha, que se suele tolerar mal, qué sé yo, al fin y al cabo a mí no me cae tan mal
Un día, un pajarillo se posó sobre su sombrero de paja y como vi que no reaccionaba le dije con sorna si no lo espantaba, entonces dio una gran carcajada y el pajarillo revoloteó hasta un arbolito de poca estatura, allí se quedó en la seguridad de la distancia mirando al espantapájaros con aire desafiante y burlón silbando una bonita canción, nos pusimos a reír y nos despedimos hasta una próxima ocasión
Me detuve a mirar un espantapájaros que hay en un huerto urbano, qué vida más triste pensé, ahí está, quieto todo el día, sin moverse. Por cabeza tiene una papelera con un sombrero de paja, los ojos son dos latas de tomate y las manos unos calcetines a rayas multicolores, una cazadora vaquera con una pegatina de Golo-Golo y debajo una camiseta con un pajarito dibujado, qué paradoja para un espantapájaros pensé
JM Paredes
No hay comentarios:
Publicar un comentario