18 dic 2022

12. Academia de baile


Ayer, después de algún tiempo, me pasé por la academia de baile, quien hubiera dicho que Aurora me había echado de menos. Me tiene por más ingenuo de lo que en realidad soy, aunque tengo que reconocer que con mi actitud contribuyo a ello, suelo dar esa sensación, quizás exagerando un poco un comportamiento deliberadamente retraído

A ella le gusta jugar con mi ingenuidad, supongo que no pensará que lo soy en absoluto, al menos hasta el extremo que parece, yo, siendo consciente que le hace ilusión sentirse dominante de las situaciones, me dejo llevar, exagerando hasta un punto que a veces pienso si no será excesivo

Cuando ayer aparecí en la academia después de un tiempo de ausencia, se alegró sobremanera de verme, lo festejó, dio saltitos de alegría y empezó de decir: “¡me lo pido!, ¡me lo pido!”, me pide como pareja de baile, obviamente. Yo me mostré encantado aunque sorprendido, le pregunté si se acordaba todavía de mí, “pero cómo no me voy a acordar”, respondió ella, “no sé”, le contesté yo, ella me dijo “¿es que no te acordabas tú de mí?”, “yo de ti sí, pero no sabía si tú te acordarías de mí”, me miró de medio lado con los ojillos medio cerrados preguntándose si no le estaría tomando el pelo 

Después de varias piezas bailadas y de mostrarme no sé cuántas veces su alegría de verme, empezó con un sutil juego de seducción, yo hice como si no me enterara, como si no me diera cuenta de lo que insinuaba, entonces ella se empezó a exasperar y cada vez me daba pistas más claras, y cuanto más claras eran, más cara ponía yo de no tener ni idea de qué me hablaba, hasta que exaltada se me acercó al oído y me dijo una auténtica barbaridad, yo le contesté “¿eso no es pecado?”, y ella dijo, “ya lo creo que es pecado, arderemos en el infierno”, entonces me estremecí en un fingido escalofrío y ella para tranquilizarme dijo “que no, que no es pecado”, “bueno, si tú lo dices” 

Con la tranquilidad de no incurrir en pecado accedí a sus pretensiones, no obstante, cuando de madrugada salí de su casa, tras un último beso en el rellano, le dije “yo creo que era pecado”, y cuando ya me iba, ella, apoyada en el vano de su puerta, con el pelo alborotado y como único atuendo un picardía negro transparente respondió “sí, era pecado

¿Lo ves?, si es que lo sabía

JM Paredes


No hay comentarios: