15 dic 2022

2. El tiempo que no pasa

 

Me senté en el sillón de orejas a observar el reloj de péndulo que hay colgado en la pared, hace días que lo miro con desesperación tratando de averiguar porqué el tiempo transcurre tan lentamente que se me hace interminable

He visto que a las manecillas les cuesta moverse, y una vez lo consiguen se quedan suspendidas en su caída de un segundo al siguiente, veo cómo permanecen paradas a la espera de no se sabe qué, había momentos en que me parecía que hasta retrocedían, ahora estoy seguro, las he visto volver atrás, lo mismo les pasa a los minutos y hasta algunas horas las he visto repetidas en una misma mañana, sólo los días me parecían avanzar consecutivos pero tampoco estaba del todo convencido, algunas dudas había tenido y ahora han quedado más que disipadas, he comprobado que hasta ha habido semanas que han vuelto a comenzar sin haber llegado a terminar

Después de darle vueltas y vueltas a la cabeza tratando averiguar el motivo de esa alteración he descubierto que hay un duende escondido dentro del reloj, vive agazapado entre los resortes y los muelles que intentan mantener el rumbo fijo del tiempo, pero el duende se encarga, por pura maldad, de retener las manecillas a su voluntad, de pretender mantenerlas paradas en un mismo lugar, juega a darle la vuelta al tiempo y ponerlo del revés, a retrocederlo, a impedir con malas artes que corra en su sentido natural. Lo hace por maldad, porque disfruta con mi desesperación al ver que el tiempo no pasa, disfruta torturándome teniendo el tiempo retenido a su antojo

No sabía qué hacer, salvo esperar a que se cansara de martirizarme y me dejara en paz o esperar a vivir lo mismo una y otra vez, lo que me resultaba terriblemente aburrido y por lo que no tenía el menor interés, ni tampoco porqué volver a padecer las mismas cosas solo por el capricho de un duende que vive escondido dentro del reloj de pared

No queriendo dejarme llevar por la resignación, me he cubierto de valor y he abierto la portezuela que custodia al péndulo y dando un salto lo he esquivado y me he colado dentro del mecanismo, allí he buscado al duende entre muelles y resortes hasta que lo he encontrado, estaba escondido y de mal humor, con la sádica expresión dibujada en su cara del que hace mal por puro placer

Me he enfrentado a él pero en la lucha nadie ha podido vencer, no se puede luchar contra un duende, pero sí le he preguntado porqué detiene mi tiempo, me ha dicho que para qué quiero que corra tanto, le he respondido que sólo quiero que corra en su justa medida y que no tengo por qué pasar dos veces por el mismo sitio, me ha preguntado qué prefiero entonces, le he dicho que prefiero que pare el tiempo sólo cuando yo se lo pida, el duende ha aceptado, pero me ha puesto una condición, me ha dicho que lo que lo tenga parado me lo quitará de vida, trato hecho, le he respondido

Es justo, al menos ahora el tiempo sigue su curso natural y cuando llegue el momento en que yo lo quiera parar, qué me importa después la vida que a cambio me pueda quitar

JM Paredes

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