Intuía que algo extraño sucedía, pero no sabía qué, sin duda estaba empezando a sentir algo diferente. Miré a mi alrededor y vi lo mismo que había visto durante toda mi vida, un océano inmenso de agua, oscuridad y profundidad hacia abajo, claridad arriba, aunque algunas veces también aparece oscuridad arriba, nunca había sabido por qué, tampoco me importaba, ni siquiera me lo había preguntado
Miro a los lados y lo encuentro todo habitual, veo otros peces surcando las frías aguas, todos seguimos la misma dirección y cambiamos de rumbo al mismo tiempo, nos guiamos por nuestro instinto, sin preguntarnos por qué, con los ojos bien abiertos pero sin mirar nada en concreto, simplemente atentos a los peligros que nos acechan y que sobreviene repentinamente desde cualquier lugar. Llevo bajo el agua durante toda mi vida, pero no me cuesta respirar, mi cuerpo está adaptado a las profundidades, me alimento de otros peces más pequeños que encuentro en mi camino y permanecer vigilante procurando no ser el bocado de otro mayor, es algo natural, siempre ha sido así, y así seguirá siendo
Estaba empezando a sentir conciencia de mí mismo, hasta ahora había vivido sin tener ninguna sensación, simplemente el tiempo iba transcurriendo y todo me parecía normal, todo era como debía ser. Repentinamente un destello ha recorrido mi interior seguido de una fugaz visión que me ha hecho ver unas imágenes que no tienen nada que ver con este mundo submarino pero las reconozco como propias, son imágenes vividas de un mundo diferente que ahora me resultan extrañas, pero estoy empezando a asimilarlas y a descubrir que empiezan a resultarme familiares, son destellos en los que me veo a mí mismo, no con un cuerpo resbaladizo, lleno de escamas y adaptado a las profundidades sino como lo que he sido antes. Empiezo a comprender pero me niego a reconocer
Noto que otro pez igual que yo al que no recuerdo haber visto antes se mantiene nadando a mi lado y no se separa de mí, no deja de mirarme, me sonríe y hace un gesto como queriendo decir algo pero en el último momento se retrae, yo simplemente miro pero sin decir nada, espero que sea él el que me diga algo puesto que yo no tengo nada que decir, después de un tiempo se aproxima y empieza a hablarme, se dirige a mí con naturalidad como si me conociera, su forma de expresarse me resulta familiar
— Hola, no me recuerdas, ¿verdad?, — me dice con toda tranquilidad
— No, lo siento, ahora no te recuerdo
— Llevo un buen rato a tu lado esperando que te dieras cuenta de quien soy
— Pues lo siento, pero ahora mismo no sé quien eres, aunque me pareces familiar, eso sí, pero no termino de saber porqué
— Deberías haber empezado a sentir cosas extrañas que no sabes a que se deben, dentro de poco empezarás a ver más claro, a comprender, empezarás a tener visiones que te aclaran quién eres y pronto también empezarás a comprender quién soy yo y qué hago aquí. Creo que te llevo algo de ventaja, lo que tú empiezas a sentir ahora, yo lo llevo sintiendo desde hace algún tiempo, no quiero adelantarte nada por no confundirte, quiero que te des cuenta por ti mismo
— Estoy un poco aturdido por lo que me dices, lo cierto es que no me resulta extraño, tengo la sensación que te comprendo
— Pronto lo sabrás, ahora de momento, déjame que nade a tu lado, quisiera estar contigo cuando te des cuenta de lo que pasa
— Sí, me siento cómodo a tu lado, por favor no me dejes, continúa conmigo
Pasamos bastante tiempo nadando juntos, de vez en cuando me miraba y sonreía, me hacía muestras de cariño y comprensión, en algunas ocasiones yo le devolvía la sonrisa, en otras simplemente la miraba sin decir nada. Después volvió a dirigirse a mí
— Vamos a poner a prueba lo que sientes, yo, ahora, me voy a mezclar con el resto, ves que hay cientos, quizá miles de peces idénticos a nosotros, difíciles de identificar individualmente, después nada entre ellos, pasando junto a todos
Dejé pasar un rato, no sabía qué era lo que quería decirme, pero hice tal como me dijo, me fui mezclando entre los demás, pasando junto a ellos sin sentir nada, pero inesperadamente, al pasar junto a uno de ellos sentí una fuerte atracción, una sensación familiar pero que ya no recordaba, el pez no miró, me dio la sensación que fingía no conocerme, aunque yo estaba seguro que era el mismo de antes, no cabía duda, así que me acerqué y le dije:
— Hola
— Hola, — me contestó
— Al pasar junto a ti he sentido una intensa atracción, que me es familiar, ya la había sentido antes, no cabe duda que eres tú, eres quien se dirigió a mí hace un rato. No puedo saber las causas, porque aparentemente todos somos iguales, indistinguibles unos de otros, sin embargo siento algo diferente al acercarme a ti, existe una conexión contigo
— Sí, es la misma conexión que sentí yo al pasar junto a ti, después me fueron viniendo visiones de un mundo anterior, de una vida anterior, nuestra conexión proviene de nuestra anterior vida y nos ha seguido a esta, debíamos encontrarnos en la próxima vida que es precisamente esta
— Pero, en las imágenes que me vienen a la mente no somos peces, somos diferentes
— Sí, en nuestra vida pasada éramos personas, compartimos la mitad de un mismo alma pero las circunstancias de la vida nos impidió juntarlas, por lo que la unión quedó a la espera de la siguiente vida. Estábamos seguros, pero sin imaginar que nos reencarnemos en seres diferentes
— Una mala jugada del destino, entonces
— Nada de eso, las mitades de las almas que no logran unirse como personas, deben hacerlo en las profundidades del mar, como pago a la cobardía de no haberlo hecho cuando se reconocieron, una vez unidas, se mantendrán así para siempre en las sucesivas reencarnaciones como personas, es como se ha establecido y es así como sucede
— No se porqué, pero no me resulta extraño, lo encuentro natural
— Es que es completamente natural, siempre ha sido así
Nos mantuvimos unidos durante toda la travesía del océano, duró muchos cambios de claridad a oscuridad. Un día llegamos frente a la desembocadura de un río, por el que me sentí obligado a ascender
— No puedo seguir, mi camino es éste, — le dije
— Pero, ¿por qué?
— No lo sé, no depende de mí, simplemente mi brújula me obliga a ascender el curso de este río
— En ese caso, nos tenemos que separar, yo debo seguir el mío
— Por qué no me acompañas, ¿no deberías seguir mi camino? — le dije
— Mi brújula me dice que éste no es mi camino — me contestó
— Nuestras brújulas nos están poniendo a prueba, nos dicen que debemos separarnos de nuevo, pero nuestras almas sólo se unirán si tomamos el mismo camino contraviniendo lo que marca nuestro instinto
La suposición resultó acertada, fue la última prueba que tuvimos que superar, ambos emprendimos un camino diferente al que nos indican nuestras brújulas, pero juntos. En ese momento sentimos como nuestras almas se unían y volvían a ser una sola que perdurará para el resto de los tiempos, al fin se encontraron y vuelven a estar juntas tal como ya estuvieron una vez
Varias vidas más como personas han transcurrido y seguirá siendo así indefinidamente hasta que todas y cada una de las mitades de las almas esparcidas por el mundo queden de nuevo unidas como lo estuvieron en el principio de los tiempos cuando Dios puso a prueba su más maravilloso designio, otorgar a los humanos, para volver a juntarlas, la gracia del amor
JM Paredes
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