18 dic 2022

20. Scusi Signorina


El equivalente de la manzana en el paraíso se me mostró el otro día en un café, yo ensimismado en mis nimias cosas y mis vanos pensamientos, levanté la vista y la vi ahí enfrente, de pie tomando un cortado en la barra del café, la piel morena tostada por el sol, labios dulces y carnosos, pestañas largas, sonrisa cómplice de ojillos medio cerrados que marca hoyitos en las mejillas y exhibe dientes blancos dejando entrever una lengua con el color y la textura de una fresa, largas y bronceadas piernas sobre puntiagudos tacones, limitadas por una falda cortita que muestra un par de muslos apretados, pronunciadas caderas, culito prominente, estrecha cintura, turgentes pechos sin sujetador torpemente cubiertos por una camiseta ceñida que deja al descubierto un vientre plano... me quedé fascinado mirándola, por un momento tuve la sensación de vista borrosa o de estar sumido en un sueño, porque me dirige una mirada y su sonrisa cómplice se diluyó en un gesto de seriedad que me resultó provocativo, un leve guiño y la insinuación de un beso lanzado al aire... tengo que reconocer que a pesar de la resistencia que con todas mis fuerzas opongo, mi configuración bioquímica me impide resistirlo. Sentí algo así como una agitación interior, una descarga de endorfinas penetró en mi riego sanguíneo que me produjo un tenue vahído que me nubló la visión por un instante, incluso creí escuchar unas notas de violín en la lejanía

Tentado sin la menor duda, pensé que si el Señor quería ponerme a prueba, una vez más le demostraría que soy incapaz de resistirme a las tentaciones, así que pensé “quién nada tiene, nada tiene que perder” y le hice un gesto para que se sentara en mi mesa para terminar su cortado, pensando que negaría con una sonrisa o con un gesto despreciativo, pero me sorprendió cogiendo el vasito del cortado y el platito y se sentó, nos saludamos, yo con la mayor cortesía que me fue posible y con el esfuerzo necesario para no bajar la vista, bueno eso fue lo que pensé “por favor, no bajes la vista”, pero es que no pude, mis ojos dejaron de obedecerme y la mirada bajó por sí misma, sin mi consentimiento exploró la forma de sus pechos, no pude por menos que pedirle perdón, a pesar de mis intentos no pude controlar mis ojos, afortunadamente no lo tomó a mal e hizo una mueca de media sonrisa de comprensión y disculpa

La conversación se extendió con un segundo café, y terminado éste me ofreció ir a su casa, lo que provocó en mí una leve tos antes de aceptar su invitación, aún me sorprendo por ese afán que algunas mujeres tienen de invitarme a su casa, pero bueno, tampoco me lo pregunto demasiado, si es su deseo, quién soy yo para oponerme

Una vez allí, a los primeros besos y caricias el tema de la bioquímica hormonal y esas cosas provoca un estado como de agitado desasosiego que te lleva, al menos en mi caso a desinhibirme de formulismos y entrar en una carrera desenfrenada que solo lleva a un sitio, la cama, para estos temas, la posición horizontal es la más adecuada, así que en ese frenesí de besos, caricias y achuchones, le quité la camiseta y acaricié y besé sus pechos, causándome un gran entusiasmo, mi mano bajó por su vientre, acarició sus nalgas y sus muslos, sus piernas se entreabrieron y mi mano se metió entre ellas. Lo que allí encontró no fue exactamente lo que esperaba encontrar, durante un instante quedé desconcertado, separé mi boca de sus labios para mirar sus ojos, incliné un poco la cabeza, entrecerré un poco mis ojos y mientras continuaba palpando para asegurarme, le dije “¿esto es normal?” y obviamente dejé de palpar y me retiré unos centímetros, “¿no te gusta?” me dijo, “no es lo que esperaba encontrar” le contesté, “pero ya puestos...” , me respondió, “discúlpame, pero es que yo ya puesto no estoy” le dije, “yo me siento una mujer” me dijo, “y yo lo entiendo, y te respeto como tal, pero perdóname, en estas circunstancias no puedo continuar...”. Y bueno, ahí quedó la cosa

JM Paredes

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