18 dic 2022

6. Confusión con las pastillas


Últimamente adolezco de una cierta apatía sexual, se me pasan los días sin ese ansia desesperante que surge espontánea cuando las hormonas te reclaman su atención, pensé que algo extraño me estaba sucediendo, pero lo que realmente me preocupó fue descubrirme un día frente al espejo peinándome las cejas

Me miré detenidamente para comprobar si realmente era mi cara la que se reflejaba en ese cristal, "¡¿pero qué me está pasando?!", grité angustiado y arrojando el cepillo de dientes con el que me las repasaba como si me quemara en las manos, "¡¡me cago en los cuatro puntos cardinales!!, ¡¿pero qué estoy haciendo?!"

"A ver ¿qué ha pasado?", entonces me vinieron a la mente como un destello proverbial las pastillas que me recetaron hace un tiempo, fui corriendo a buscar la cajita, cogí el prospecto, ese que nunca se lee, pero debería leerse, para ver qué ponía respecto a los efectos secundarios, me quedé pasmado cuando leí las indicaciones ¿pastillas anticonceptivas?, "¿pero qué me han dado?", convencido que me había equivocado, lo volví a leer letra a letra, no había duda, pastillas anticonceptivas

Fui de un salto a ver si todavía conservaba la receta original del médico, afortunadamente la tenía guardada en un cajón, la letra era ilegible, como corresponde a la escritura de un médico que se precie, sin embargo, la forma amontonada de las letras tenía cierta similitud con el nombre de las pastillas anticonceptivas, pero ¿de qué me iba a mandar a mí el médico pastillas anticonceptivas?

Me estaba notando ya bastante irritado cuando cogí el bolso, ¡por dios, el bolso!, solté el puto bolso, el cuál no recordaba haber comprado, o ¿quizás sería un regalo? pensé, ¡maldita sea!, cogí una bolsa de plástico del supermercado y puse dentro la caja de pastillas y la receta y bajé las escaleras corriendo camino a la farmacia

El farmacéutico es un lánguido, uno de esos tipos con los párpados caídos, con menos vitalidad que un pato laqueado, ojeras de no haber dormido bien en los últimos meses y más triste que un día de lluvia. Me preguntó "¿qué desea?", saqué la cajita de las pastillas y le dije "¿esto qué es?", sin apenas mirarlas dijo que eran pastillas anticonceptivas, le entregué la receta y le pregunté, "¿y aquí qué pone?", "pues la letra es confusa, pero yo diría que bien son estas mismas pastillas, o podrían ser unas de nombre parecido para la alergia"

"¿Para la alergia?", "sí, para la alergia", "pues usted mismo me dio estas pastillas con esta misma receta, ¿le parece que yo necesito pastillas anticonceptivas?", me miró de arriba a abajo, y me dijo "bonita camisa", instintivamente le contesté "a que es mona", ¡por dios!, me miré a un espejo e iba conjuntado, arrugué el ceño y resoplé como un jabalí cabreado

No queriendo entrar en más discusiones, que a buen seguro me iban a poner de muy mal humor, pensé que sería mejor resolver el problema amigablemente que ahondar más en la equivocación, así que, intentando mantener la calma, le dije "¿y qué pasaría si yo me hubiera estado tomando estas pastillas?", "pues por un par de pastillas, no creo que pasara nada, ¿Cuántas se ha tomado?", "pues llevo unos dos meses.", "madre de dios", dijo el farmacéutico bajándose las gafas por debajo de los ojos, "¿dos meses?", "día más o menos, ¿Qué me puede pasar?", "pues ha estado tomando hormonas femeninas, no creo que ni siquiera esté estudiado qué efecto tiene en los varones, pero a juzgar por esa camisita floreada a juego con los zapatos...

Varios clientes más que había en la farmacia se me quedaron mirando con sonrisa burlona, bueno, la sonrisa burlona era de un par de tíos que habrían ido a por medicamento para la próstata, porque una señora tengo que reconocer que me miró con algo de pena y un poco de compasión, al tiempo que me alababa el buen gusto al conjuntar la ropa

"Osea, ¿Que todo esto es debido a las pastillas?", "usted no era así antes, ¿no?", "¿quién, yoooo?", "pues entonces, déjelas de tomar y se le irá pasando", "y eso es todo?", "¿qué más quiere?", "pues que por lo menos me de las pastillas para la alergia y me devuelva el dinero de los anticonceptivos, a todo esto si no salgo de aquí cagándome en todos los santos patrones de su digna profesión

El anodino, no muy convencido quizás, pero porque no la liara más, accedió a devolverme el dinero de los anticonceptivos y me dio una caja de antihistamínicos. A la salida, uno de los tipos que esperaban su turno y me miraba con cara de cachondeo, me acerqué lo suficiente para que sintiera mi aliento y le dije "porque me pillas bajo de testosterona, que si no..."

JM Paredes

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