Cuando en la oficina de asignación de vidas me dijeron que lo único que quedaba disponible era de Mantis Religiosa tuve una mala sensación, pero estaba tan aburrido de mi situación que la impaciencia no me permitió esperar a que saliera algo mejor y acepté. En el purgatorio las cosas van tan lentas que te puedes morir esperando
El alma que custodiaba las vidas, me miró incrédula mientras colocaba la punta del bolígrafo en la casilla de “Acepta”, esperó unos instantes mirándome suponiendo que me iba a arrepentir, pero no cambié de opinión, estaba decidido a abandonar ese lugar cuanto antes y fuese como fuese, le hice un gesto áspero para que marcara de una vez la casilla. Me preguntó:
—Eliges macho o hembra—Macho, por supuesto — le respondí con toda la convicción
Negó con la cabeza mientras se le escapaba una ligera sonrisa de los labios y con la misma aspereza marcó la casilla, me dio a firmar y firmé sin más, desde ese momento me convertí en Mantis Religiosa macho y repentinamente aparecí en un paradisíaco jardín repleto de flores e insectos varios
Después de la aburrida eternidad pasada en el purgatorio tenía los niveles del instinto reproductor por las nubes por lo que me encaminé decididamente en la búsqueda de un congénere hembra para satisfacerlos. Entre tanta variedad me fue fácil encontrar una hembra con la que reproducirme, pensé “qué fácil, esto es jauja, voy a repoblar el jardín de descendencia”
Lo que pasa es que la cosa no resultó exactamente como pensaba, puesto que desconocía que las Mantis hembras empiezan a devorar al macho durante la cópula y se lo terminan de comer después, yo, distraído por el ansia reproductiva cuando me vine a dar cuenta ya estaba casi comido. Entonces pensé “tendría que haber elegido hembra, y ahora estaría tan ricamente poniendo huevos”, pero bueno, uno tiene sus principios y en fin
Así que no había pasado ni media hora que volví a encontrarme en el purgatorio a la espera de nueva vida. Ahora que no me callé con el alma asignadora, con cierto cabreo le dije:
—Podrías haber avisado—Podrías haber preguntado, — me respondió
La miré resoplando y me senté a esperar que se yo el tiempo, se te hace interminable, días, años... yo que sé, lo que estaba seguro es que quería algo mejor, así que esperé. Pasado un tiempo, el alma asignadora me llamó, así como para que los demás no se enteraran y en voz baja me dijo:
—Tengo vidas disponibles, son de persona, ¿te interesa?—¿De persona?... ¿Se devoran?—No, las personas no se devoran
Acepté no muy confiado, porque esa alma creo que me tenía un poco de manía, me volvió a preguntar si elegía macho o hembra, ya que no se devoran elegí macho. Firmé y aparecí repentinamente en el mismo jardín, pero esta vez de persona macho, así que continuaba con las mismas ansias reproductoras que no había podido satisfacer en la efímera vida anterior. Miré alrededor y estaba a reventar de congéneres hembras, después de dos eternidades seguidas es fácil imaginar cómo tenía las hormonas de agitadas
Empecé a andar y a ver hembras por todos lados, me decía yo mismo “esta... esta... esta”, daba unos pasos más “no, no, esta... esta... esta” y a cada paso que daba más atracción iba sintiendo hasta que mirando a los lados me di de bruces con una hembra cuya voluptuosidad no imaginaba que pudiera darse en la especie y me dije “ya está, ni un paso más”
Con las dotes que la madre naturaleza tuvo a bien otorgarme no me fue difícil seducir a la hembra para que quisiera compartir conmigo el apareamiento reproductor que el instinto genético me había inculcado, tuve que dar algunos rodeos para no caer en situaciones anteriores, así que me dije “la voy a invitar antes a cenar, por si acaso, no me gustaría llegar a la cópula con la hembra hambrienta”. Fuimos a cenar, procuré entretenerla, divertirla, animarla para que fuera comiendo lo máximo posible, un poquito de vino, unas velitas. Una vez que me pareció que estaba satisfecha de comer, le dije que si íbamos a su casa porque deduje que allí lo haríamos mejor, ella dijo “vale”
Así que en un santiamén nos encontrábamos a los pies de su cama. Pensé “¿y ahora, qué hago?”, y me digo a mí mismo “mejor me dejo llevar, a ver como va esto”. La hembra empezó a desnudarme, yo hice lo mismo, cuando ya estábamos desnudos a los pies de su cama, me lanzó un bocado a los labios, que si no los aparto... me dio un empujón y caí de espaldas sobre su cama, permaneciendo con los pies todavía en el suelo. Ella se me abalanzó de nuevo para morderme la boca, pensé “ya verás...”, y empezó a pasar sus labios y lengua por mi cuello y mi pecho, fue bajando por el vientre, tengo que reconocer que la sensación era agradable, por lo que eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos, creo que no le sentó bien el vino, porque se puso como excitada, jadeando y suspirando, noté que cogió mi órgano reproductor con la mano y al momento noté como una placentera sensación, levanté la cabeza para mirar y me espantó lo que vi, ¡había puesto mi órgano reproductor completo dentro de su boca!, “¡Dios mío...!”, pensé. Di un rápido estirón y afortunadamente todavía lo tenía entero, por suerte aún no había llegado a morder... Agitado le dije “¿Te gustaría que yo hiciera lo mismo?” y va y me dice “Vale”, entonces pensé “por Dios en qué especie he ido a caer”
Y bueno, ya me he ido acostumbrando, al parecer su intención no era la de devorarme durante la cópula, pero todavía a día de hoy no me fío mucho
JM Paredes
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