18 dic 2022

21. Castillo con Fantasma

Hoy me ha despertado un sueño, me encontraba caminando por un sendero forestal, hacía mucho frío, el frío que trae consigo el viento helado del norte. Puedo percibir los aromas de los lugares por los que ha pasado hasta llegar aquí, parte de Siberia, ha recorrido bosques sorteando árboles, impregnándose de su aroma mientras los acariciaba a su paso, ha servido de aliento a una manada de lobos que persiguen hambrientos a su presa y una vez alcanzada, ha servido para su última exhalación respirada segundos antes del aliento del lobo que ahora lo devora, después ha cruzado Asia y Europa hasta que esta mañana ha llegado aquí, donde me encuentro y ha entrado en mis pulmones y después de exhalarlo sigue su camino a lo largo de todo el mundo en su ciclo infinito


Atravieso pequeños puentes que salvan riachuelos a cuyas orillas el agua ha quedado congelada por el intenso frío de la madrugada, algunos pececillos mueven sus aletas con frenesí intentando entrar en calor, además hoy ha amanecido la sierra nevada. Al final del sendero hay un castillo abandonado al que las leyendas atribuyen fantasmas que se asoman a las ventanas tras las cortinas que apartan con su mano y cuando perciben que alguien los mira, se esconden tras ellas intentando preservar el misterio del que se quieren rodear y la intimidad que desean conservar, estoy convencido que lo hacen para ahuyentar a los curiosos que se acercan al lugar


Me detengo en la explanada y los miro disimuladamente con el rabillo del ojo, ellos saben que los intuyo, que los presiento, pero juegan a mostrarse y al mismo tiempo a ocultarse, a que sepa que están ahí pero también a que piense que desean mantenerse apartados, entonces, cuando sé que me observan y se sienten confiados, giro repentinamente la cabeza y los miro directamente, veo entonces cómo las cortinas se cierran, pero quedan sus siluetas dibujadas al trasluz, son como niños que juegan a asustar y esconderse


Una de estas mañanas entraré en el castillo y llegaré hasta esa sala, correré la cortina y miraré por la ventana y cuando vea que desde la calle alguien me observa, la cerraré deprisa, para mantener la intimidad que se debe preservar entre la cortina echada y la puerta cerrada


JM Paredes


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